jueves, 8 de agosto de 2013

SILENCIO - UNA FÁBULA



Silencio  ­̶   Una fábula  [1]

Ευδουσιν δ’ όρκων κορυφαˆ τε καˆ φάραγγες
Πρώονες τε καˆ χαράδραι

Los Pueblos Antiguos duermen y conjuran por la Estigia y el ombligo[2]
y los barrancos y las grietas.
(Alcman [60(10)646])

“Escúchame”, dijo el Demonio, mientras posaba su mano sobre mi cabeza. “La región de la que hablo es una sombría región en Libia, al lado de los límites del río Zaire, y no hay sosiego allí, ni silencio.
“Las aguas del río tienen azafranado y enfermizo el matiz; y no fluyen hacia adelante-y-continuamente a la mar, sino que palpitan por-siempre y para-siempre por debajo del rojo ojo del sol con una tumultuosa y convulsiva moción. Por muchas millas sobre cada uno de los lados del limoso lecho del río, hay un pálido desierto de gigantescos nenúfares. Suspiran los unos a los otros en esta soledad, y estiran hacia los firmamentos sus largos y espectrales cuellos, y saludan oscilantes sus perennes cabezas. Y hay allí un difuso murmurio que surge de entre ellos como el precipitarse de aguas subterráneas. Y suspiran unos a otros.
“Pero hay allí un límite a su reino   ̶   el límite del oscuro, horrible, impenetrable bosque. Allí, como las olas en torno a las Hébridas[3], el hierbajo es agitado continuamente. Pero no hay viento a lo largo-y-ancho del firmamento. Y los altos árboles primitivos oscilan eternamente acá y acullá con un fragoroso y potente sonido. Y desde sus altas cúspides, gota a gota, dejan caer sus por siempre-perpetuos rocíos. Y desde las raíces extrañas flores venenosas yacen retorciéndose en un desasosegado dormitar. Y en lo alto, con un chirriante y estridente sonido, las grises nubes se precipitan al poniente para-siempre-y-por-siempre, hasta rodar-haciéndose, una catarata sobre la ardiente pared del horizonte. Pero allí no hay viento a lo largo-y-ancho del firmamento. Y por las orillas del río Zaire no hay sosiego ni silencio.
“Era de noche, y la lluvia caía; y, cayendo, era lluvia, pero, habiendo caído, era sangre. Y yo estaba de pie en los cenagales entre los altos nenúfares, mientras la lluvia caía sobre mi cabeza  ̶  y los nenúfares suspiraban los unos a los otros en la solemnidad de su desolación.
“Y, en su totalidad, en un instante, la luna surgió a través de la tenue y espectral neblina, y era carmesí de color. Y los ojos míos cayeron sobre una enorme roca gris que estaba erguida por[4] la orilla del río, y estaba iluminada por la luz de la luna. Y la roca era gris, y espectral, y alta,  ̶  y la roca era gris. Sobre su frente había caracteres grabados en la piedra[5]; y yo caminé a través de la ciénaga de nenúfares, hasta llegar cerca de la orilla y poder leer los caracteres sobre la piedra. Pero no pude descifrarlos. Y me volví hacia el interior de la ciénaga, cuando la luna brilló con un rojo más intenso, y me torné y miré una-vez-más sobre la roca, y sobre los caracteres, y en los caracteres había DESOLACIÓN.
“Y miré hacia arriba, y había erguido un hombre sobre la cumbre de la roca; y me encubrí yo mismo entre los nenúfares para develar las acciones de aquel hombre. Y el hombre era alto, y de majestuosa forma, envuelto desde sus hombros hasta sus pies en la toga de la antigua Roma. Y la silueta de su figura era indistinta  ̶  pero eran sus rasgos los de una deidad; pues el palio de la noche y la bruma, y la luna, y el rocío, habían dejado descubiertas las facciones de su rostro. Y su frente estaba ennoblecida con pensamientos, y sus ojos salvajes con preocupaciones; y, en las pocas arrugas sobre su mejilla, leí las fábulas de la tristeza, y la fatiga, y el disgusto con la raza-humana, y una nostalgia por la soledad.
“Y el hombre se sentó sobre la roca, y apoyó su cabeza sobre su mano, y miró hacia afuera a la desolación. Miró hacia abajo a los profundos arbustos agitados, y arriba al interior de los altos árboles primitivos y más alto aún al chirriante firmamento y dentro de la luna carmesí. Y permanecí cerca, dentro de mi refugio, entre los nenúfares,  y observé las acciones del hombre. Y el hombre tembló en la soledad;  ̶   pero la noche menguaba, y él se sentó sobre la roca.
Y el hombre apartó su atención del firmamento, y miró hacia afuera sobre el triste río Zaire, y sobre las amarillas aguas espectrales, y sobre las pálidas legiones de los nenúfares. Y el hombre escuchó los susurros de los nenúfares, y los murmurios que venían de entre[6] ellos. Y yo me mantuve encubierto y observando las acciones de aquel hombre. Y el hombre tembló en la soledad;  ̶   pero la noche menguaba y él se sentó sobre la roca.
Entonces bajé hacia los meandros de la ciénaga y vadeé alejándome entre la jungla de nenúfares y llamé los hipopótamos que moran entre los pantanos en la parte más oculta de la ciénaga. Y los hipopótamos oyeron mi llamado, y acudieron, con el Behemoth, hasta el pie de la roca, y bramaron fuerte y aterradoramente bajo la luna. Y me aposté cerca, dentro de mi refugio y observé las acciones del hombre. Y el hombre tembló en la soledad  ̶   pero la noche  menguaba y él se sentó sobre la roca.       
Entonces maldije los elementos con la maldición del tumulto; y una horrorosa tempestad se congregó en el firmamento, donde, antes, no había estado ningún viento. Y el firmamento devino lívido con la violencia de la tempestad   ̶   y la lluvia batió sobre la cabeza del hombre  ̶  y los torrentes del río se vinieron abajo  ̶   y el río fue atormentado hasta volverse espuma  ̶  y los nenúfares chillaron sobre sus lechos  ̶  y la floresta se desmoronó ante el viento  ̶   y el trueno rodó  ̶   y el relámpago cayó  ̶   y la roca se estremeció en su fundamento[7]. Y me mantuve encubierto y observé las acciones del hombre. Y el hombre tembló en la soledad;  ̶   pero la noche menguaba y él se sentó sobre la roca.
Entonces creció en mí la furia y maldije, con la maldición del silencio, al río, y a los nenúfares, y al viento, y al bosque, y al firmamento, y al trueno, y a los susurros de los nenúfares. Y todos ellos devinieron malditos, y fueron acallados. Y la luna cesó de tambalearse arriba en su camino hacia el firmamento  ̶   y el trueno murió lentamente  ̶   y el relámpago no destelló  ̶   y las nubes se suspendieron inmóviles  ̶   y las aguas descendieron hasta su nivel y así-permanecieron  ̶   y los árboles cesaron de sacudirse  ̶   y los nenúfares no susurraron más  ̶   y el murmurio no fue escuchado más tiempo entre ellos, ni sombra alguna de sonido a-través-de-todo el vasto desierto ilimitado. Y miré sobre los caracteres de la roca, y habían cambiado; y en los caracteres había SILENCIO.
“Y los ojos míos cayeron sobre el semblante del hombre. Y su semblante estaba pálido de terror. Y, apresuradamente, levantó la cabeza de su mano, y se puso de pie sobre la roca y escuchó. Pero no había voz, ninguna, en todo el vasto desierto ilimitado, y en los caracteres sobre la roca había SILENCIO. Y el hombre se estremeció, y tornó su cara a la distancia, y huyó muy lejos, de prisa, ya que no lo contemplé más.”
Bien, hay relatos sutiles en los volúmenes de los Magos  ̶   en los libros-encuadernados-en-hierro, los melancólicos volúmenes de los Magos. Allí dentro, digo, hay gloriosas historias del  Firmamento, y de la tierra, y del poderoso mar  ̶   y de los Genios que dominan sobre la mar, y la tierra, y el elevado firmamento. Había muchas leyendas también en los rumores que eran dichos por las Sibilas; y santas, santas cosas fueron escuchadas antaño de las sombrías hojas que temblaban alrededor de Dodona  ̶   pero, así como Alá vive, aquella fábula que el Demonio me contó, cuando se sentó a mi lado en la sombra de la tumba, ¡sostengo que es la más maravillosa de todas! Y mientras el demonio hacía el final de su historia, se dejó caer dentro de la cavidad de la tumba y rió. Y yo no pude reír con el Demonio y me maldijo, porque no podía reír. Y el lince que mora por siempre en la tumba, vino afuera desde allí, y se tumbó bajo los pies del Demonio, y lo miró fijamente a la faz.




[1] [Primera vez publicada en el Baltimore Book, 1839. Este cuento también fue llamado: Siopé, Σιωπή la palabra griega para Silencio]
[2] Delfos, llamado por los griegos: “el ombligo del mundo”. Este verso tiene una carga religiosa escatológica profundamente griega.
[3] Las Hébridas Exteriores o Hébridas Occidentales (en inglés, Outer Hebrides; en gaélico, Eilean Siar) son un grupo de islas pertenecientes a Escocia (Reino Unido). Forman parte del gran grupo de las Hébridas y están separadas de las tierras altas escocesas (Highlands) por el estrecho de Minch y el Pequeño Estrecho de Minch. Las principales islas forman un archipiélago, que con sus islas más pequeñas circundantes se conocen líricamente como isla Larga. Las islas mayores son Lewis y HarrisNorth UistSouth UistBenbecula y Barra. Es también uno de los concejos de Escocia.
[4] Mantengo por donde debería ser en por la simetría de los dos versos en inglés. 
[5] Piedra: Stone. Roca: Rock. Mantendremos la diferencia siempre que Poe la mantenga.
[6] Traduzco la expresión anglosajona literalmente, por la importancia del “entre” en los cuentos de Poe.
[7] Bello juego de palabras intraducible: “the rock rocked”

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